Las erupciones volcánicas son uno de los fenómenos naturales más espectaculares y, al mismo tiempo, más contaminantes y perjudiciales para el medioambiente. Su efecto en el área próxima al volcán es inmediato y devastador, debido a los flujos de lava, gases, materiales sólidos y avalanchas de lodo (lahares) que pueden producirse al derretirse la nieve depositada en las laderas del volcán o por fuertes lluvias mezcladas con las cenizas emitidas durante estos procesos eruptivos.
Pero los efectos de una erupción volcánica no solo se aprecian en las zonas más cercanas. Dependiendo de su explosividad, tanto los gases liberados como el polvo de ceniza más fino pueden ser transportados a través de la atmósfera terrestre y afectar, aunque de manera menos intensa, a ecosistemas y poblaciones situadas a grandes distancias del origen de la explosión volcánica.
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